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  • La montería en Salamanca
    La montería en Salamanca

La montería en Salamanca

Cuando hablamos de la montería estamos hablando de la más ancestral y primitiva de las artes venatorias. Desde la Edad Media hasta nuestros días, ha sido fuente de innumerables tratados, cuentos y relatos, afición de reyes y nobles.

Hoy, la caza mayor es un valor al alza en las sierras, riberas y campos adehesados de la provincia salmantina, sin duda, la más rica en biodiversidad de la vieja Castilla.

Nuestra proximidad con la vecina Extremadura, pletórica en tradición montera, inculcó, comenzando por las zonas sureñas, limítrofes con la Sierra de San Pedro y Gata, la pasión por la caza mayor.

Nuestra proximidad a estas sierras extremeñas ricas en venados, también propició el trasiego migratorio de las primeras reses, ya presentes en bastantes acotados salmantinos, una riqueza apreciada por los lugareños y por cuantos foráneos montean y recechan en
los campos charros.

El jabalí, junto con el venado, es la pieza reina de nuestras monterías. Su número creciente permite que desde finales de septiembre hasta el mes de febrero se organicen un gran número de cacerías exitosas en gran parte de nuestros pueblos.

Pero no hay éxito de montería sin excepcionales perros. Así son las rehalas salmantinas, que buscan insaciables la caza, y al encontrarla la levantan y acosan latiéndola, marcando su trayectoria y forzando su huida para que llegue a las posturas. El olfato, tesón y valentía de las rehalas que participan en las innumerables monterías convierten la caza en nuestras sierras y dehesas salmantinas en un verdadero placer que une la tradición de siglos de historia con la modernidad de los tiempos presentes.

El éxito de las numerosas monterías que se celebran en la provincia de Salamanca se basa no sólo en realizarse en cotos abiertos, sino también en el trabajo continuo a lo largo de todo el año, no sólo durante la temporada de caza. El conocimiento de las manchas, las querencias y zonas de encame principales, o la limpieza y preparación de nuestros cotos, es clave en unas monterías generosas en piezas y trofeos.