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Descubre nuestra caza

La provincia de Salamanca es, sin duda, la provincia castellano leonesa más rica y variada en ecosistemas naturales, lo que brinda al cazador una infinidad de posibilidades para desarrollar esta antigua actividad venatoria de forma respetuosa y sostenible.

Las extensas llanuras cerealistas de los Campos de la Armuña y Peñaranda de Bracamonte, permiten hoy disfrutar de la caza menor de la liebre, perdiz o conejo, especies que hoy conviven con un jabalí que coloniza las tierras cerealistas, incorporando así la caza mayor a estas zonas de amplios y despejados horizontes.

Desde las llanuras cerealistas hasta el oeste de la provincia, sobre la dehesa salmantina, sobrevuelan los preciados bandos de paloma torcaz, o se ocultan, retando al cazador, jabalís, ciervos y corzos para deleite de todo tipo de amantes de la caza.

Sin embargo, más allá de estas tierras de cotos y monterías, la Reserva Regional de Caza de las Batuecas permite al amante de la caza abatir al ansiado macho montés, el escurridizo corzo, el jabalí o la becada, con su espectacular cuartel de invernada, permitiendo a su vez el disfrute de toda una moderna infraestructura que no dejará indiferente a quien disfruta de una pasión, una filosofía de vida como es la caza.

Caza menor

La perdiz, reina de esta modalidad de caza, domina las planicies cerealistas salmantinas, compartiendo territorio con la liebre y el conejo. La tradición galguera de nuestra provincia es rica y antigua, y es habitual ver galgueros y galgos, en mano, a pie o a caballo, manear rastrojos, sembrados y barbechos en busca de la rabona encamada la noche anterior.

Pero si la caza de la perdiz o la liebre es extraordinaria en tierras salmantinas, la llegada del invierno es un espectáculo para los amantes de la caza menor. Los despejados cielos de nuestras sierras, dehesas, encinares y alcornocales se cubren de becadas y torcaces, aves migratorias procedentes de la Europa más septentrional que permiten disfrutar de una jornada en la que la compenetración con el perro,
el disfrute del paisaje salmantino o el éxito de la cuadrilla es, sin duda, el mejor trofeo.

 

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